Sentada a los pies de mi querido árbol, desvariando y vagando por mis ensoñaciones, jugando con el aire que traspasa mi sueter, logré quedarme quieta por un momento.
Quedarme quieta y sentir.
Quedarse quieta sin pensar.
Mariposas que revuelan, burbujas que quieren llegar a lo alto del cielo.
Mariposas tecnicolores, como las de la canción.
Y así, sentada, quieta y sólo sintiendo, apareció un nuevo mundo, un mundo plagado de sensaciones ambiguas, qeu transitan entre lo divino y lo infernal.
Un mundo que he creado para mi, para no ser juzgada, sólo para ser mirada por otros, y compartir un poco de este pedazo de cielo que se ha abierto para ustedes.
Cordelia