viernes, 5 de diciembre de 2008

Este año, ley de Murphy


Últimamente las cosas no me han funcionado como  esperaba.
De a poco todo comienza a fallar. 
No de manera evidente, pero falla. El reloj no suena, se acaba el shampoo, no me dejaron pie de limón para el desayuno.
Lo malo es que cuando se empieza así, uno sabe que las cosas empeoran. Ley de Murphy... y sí, todo siempre puede ser peor.
Y empiezas a pensar en qué cosa viene ahora. 
Si me voy a pelear con el chofer de la micro que quiere estafarme y cobrarme el doble siendo escolar, que el profesor otra vez no me va a tener corregida la tesis, que quién sabe quien va a llegarme con el chisme de que me han engañado, llamándome a las tantas de la noche -cómo si no tuviera nada mejor que hacer- , que la tontona de turno se empeña en hablar mal de mi, que mi mamá me jode porque está enojada con su pololo de turno, que mis hermanas me molestan porque les pido que laven la loza, que mi hermana se decepciona de mi porque la decepcioné, que me siento tonta e incapaz, que descubro cosas que no quiero pero debo saber, que se va gente que aprecio, que es la segunda vez que haces lo mismo, que me cargan algunas personas que te rodean, que realmente no entiendo muchas cosas, que llego a la casa y todo se vuelve otra vez un caos,y así una lista incontable.

Y realmente el día funciona mal. 
O será que fusiono todos los malos días en éste.
Y que lo que he escrito es la suma de los malos ratos que he pasado, y que lo único que quiero es que este año termine luego, porque realmente... no ha sido muy bueno conmigo.

martes, 11 de noviembre de 2008

Presentimientos

Odio mis presentimientos.
Debe ser porque se me meten debajo de la piel como un frío de esos que congelan, y se quedan habitando mis huesos.
Los odio, además, porque me llevan a cuestionarme. A preguntarme cosas, a buscar. Y eso de buscar es un problema.
Problema, porque uno siempre termina encontrando cosas.
Y a veces no nos agradan. 
Lo peor es que no puedas decirlas, porque sencillamente... sería arriesgar demasiado.

Pero otras veces no se encuentra nada. Y sólo queda esa angustia en el pecho y el frío en los huesos.

domingo, 19 de octubre de 2008

Zapatillas rojas

De nada le sirvió chocar  tres veces los talones de sus zapatillas rojas.
Ni decir "No hay mejor lugar como el hogar".
Lo más extraño de todo era que, en vez de llevarla a Kansas, las zapatillas no dejaban de bailar endemoniadamente.






Cordelia...



Imagen: Gentileza de Mor, con sus hermosos zapatos rojos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Melancolía

Poseo tantos recuerdos como si tuviese mil años.
Charles Baudelaire (Splenn)

Pensé que tus recuerdos me abrumarían
y que la tarde del olvido cubriría mi rostro,
borrando con su bruma las películas de mi mente.

Pero vienes a mi sin ser llamado,
tan vívido y tangible como antes.
Provocándome.

Y mi interior se agita sólo con tu recuerdo,
tu olor emana de las sombras,
me envuelve,
me pierde.

Mil recuerdos como mil años...
y me siento vieja sólo de pensarlo.
Mientras tanto, me pierdo en unos ojos melancólicos
ajenos, distantes,
clamando por una respuesta que no llega.

Es por eso que mi alma se retuerce
en un panteón
que no ha elegido morar.

Cordelia...

viernes, 29 de agosto de 2008

Traición

"Así no puedo prometerte más.
Así no puedo hacerme cargo de ti.

Así sospecho me conviene mentirte
a decirte la verdad."
Miranda!


Te miro y me sonríes.
Con esa sonrisa que me derrite, que me desarma, que me deja vulnerable ante tus labios y las palabras que de ellos brotan.
Lo sé, lo sé - me repites como una letanía, y sigues fumando.
Y no puedo hacer nada, por más que me repita y te repita que con eso no me basta, que no necesito que lo sepas, sino que lo comprendas y que te pongas en mi lugar.
Y vuelvo a esmerarme en cerrar mi boca.
Callar lo que veo, lo que escucho, lo que siento, y lo que adivino en tus letras, tus movimientos y en tus actos.

Sé que no debería decirtelo, no otra vez, no esta vez.
No de esta manera.

Me miras de lado, y veo que conviene callar.
Además, no soy la adecuada para juzgarte, menos si me centro en tu largo y culposo prontuario de placeres bizarros. Más aún cuando soy parte de ellos, de los juegos a escondidas, de las llamadas a altas horas de la noche, de los encuentros clandestinos en alguna pieza olvidada.

Tienes que escucharme..- susurro. Pero no puedo terminar. Ahí viene ella.
No lo merezco. Es lo único que logro decir.

Y tu vas por ella, la besas con esos besos que me pertenecen, con esos labios que son míos. Y ella me sonríe.
No la culpo, yo tampoco sospecharía de mi mejor amiga.

...Cordelia...

Ma Fatigue

"Un sentiment bizarre
que le monde est pleuplé de crétins."
Tryo



Estoy cansada de toda esta mierda.
Hastiada de esta situación, pero sobre todo, aburrida de ella.
Sí, de esa. De la que tiene nombre de perra circense y actitud de preadolescente amante de Hello Kitty.

Esto me supera. Por más que trato de practicar mi paciencia, no. Realmente me supera.
Además, por qué mierda tengo que perdonarla?
Y tu me insistes en que ella lo siente, que se desubicó y ahora entrará en razón.
Y yo trato de creerte, como las incontables veces anteriores.
Pero no, no soy Cristo para perdonarla, ni mucho menos una santa.
Y como te dije, aunque se arrodillara en medio de la plaza, con micrófono en mano y vestida de puta, no la perdonaría.

Quiero que lo sepas.
Quiero que lo tengas presente.
Para las cretinas como ella las oportunidades se acabaron, y ahora... sólo espero que se devuelva la mano.


viernes, 6 de junio de 2008

Inocencia

Cordelia
No sabía porqué estaba ahí.
No recordaba cómo había llegado.
No recordaba, tampoco, la lejana luz del mediodía.
Con suerte sabía que su nombre había cambiado, puesto que ellos la llamaban distinto. Ellos o Él, eso daba lo mismo.

No sabía porqué cada noche el "juego" comenzaba otra vez, pero lo que sí sabía era que no merecía participar.
Y era extraño. En su mente de niña, nada tenía sentido, sólo el hecho de que cada noche debía jugar.
Y jugaba.
Jugaba hasta quedar sudada y jadeando. Cansada de tantos besos y risas falsas, de tantos revolcones inmerecidos.
Porque ella era sólo una niña, y no entendía porqué estaba en un prostíbulo.

domingo, 20 de abril de 2008

Doris

La vaca lo miraba con insistencia. Y él no podía soportar aquellos ojos acusadores, penetrantes. La vaca lo miraba tercamente, y él no podía hacer nada para que ella dejara de hacerlo. Ya había tratado con espantarla, pero ella era inmune a sus gritos de hombre angustiado. Había hecho de todo, así que llegó a la conclusión de que la pobre era una bruta. Y era el colmo, puesto que aparte de vaca le había salido bruta. Por más que se esmeraba en gesticularle órdenes ella seguía ahí, con la misma mirada acusadora. Sí, él era un pobre tipo, abrumado por los años y la culpa, y con una vaca de peluche que insistía en desafiarlo cada vez que le miraba.


Cordelia...

jueves, 17 de abril de 2008



Anoche soñé contigo- te dije.
Soñé que me llevabas a pasear por las callecitas hechas de adoquines, que comíamos de esos helados multicolores y que mirábamos como los barcos se marchaban de la bahía.
Anoche soñé contigo- volví a decirte, mientras esperaba una respuesta tuya.
Te mecí con fuerza, a ver si por fin me contestabas.
Anoche soñé contigo- te grite.
No reaccionaste.
Anoche soñé contigo- repetí histérica, mientras tiraba tu foto y una enfermera me sedaba.






Cordelia…

viernes, 4 de abril de 2008

Borrar y olvidar

Quiso olvidarla। Borrar cualquier vestigio de su patética existencia. No poder recordarla en lo más mínimo. Partió cerrando los ojos y calmando los atropellados latidos del corazón. Empezó borrando sus ojitos ambamarinos y su boquita de cereza. Luego, con un poco más de esfuerzo, difuminó hasta el máximo esos pechos turgentes y sus muslos suaves. La borró de tal forma que consiguió olvidarla. Abrió los ojos y ya estaba hecho, la que estaba quieta bajo él era ahora una extraña y no su muñeca favorita.



Cordelia

miércoles, 19 de marzo de 2008

Pequeñas cosas


Recuerdo...
Una caminata bajo la lluvia
un pequeño beso esquivo en la mañana
la llamada cuando me sentía más sola

Recuerdos....
tu y yo en nuestra cama
nuestros cuerpos entrelazados
el café eterno

Recuerdo...
los libros
las discusiones sin sentido
hablando de cosas pequeñas
tu afán por tomarlo todo en serio
y el mio por no tomarlo y bromear por todo

Recuerdo...
las canciones al oido
y las a viva voz
los poemas
las misivas
las historias
los sueños...



Cordelia