domingo, 20 de abril de 2008

Doris

La vaca lo miraba con insistencia. Y él no podía soportar aquellos ojos acusadores, penetrantes. La vaca lo miraba tercamente, y él no podía hacer nada para que ella dejara de hacerlo. Ya había tratado con espantarla, pero ella era inmune a sus gritos de hombre angustiado. Había hecho de todo, así que llegó a la conclusión de que la pobre era una bruta. Y era el colmo, puesto que aparte de vaca le había salido bruta. Por más que se esmeraba en gesticularle órdenes ella seguía ahí, con la misma mirada acusadora. Sí, él era un pobre tipo, abrumado por los años y la culpa, y con una vaca de peluche que insistía en desafiarlo cada vez que le miraba.


Cordelia...

3 comentarios:

Manuel dijo...

¿Qué culpa tiene la pobre Doris? ¿Ahora también la vas a agarrar con Fermín, con Dalí, con el Juanín y todo el resto de los peluches? jajajajaja. Está buenísimo en todo caso, ya decía yo que Doris miraba raro, pro eso tal vez uno no trabaja tranquilo con ella al lado.

En fin.

Buen texto, ya lo conocía en todo caso, te amo.

Saludos.

Pía Valenzuela dijo...

._.
pobre peluche...
desvarios de escritora ¬_¬ deja a los peluchines en paz, no hacen nada mas que acompañar... aunque las muñecas de porcelana dan miedito...
<.< >.>

Unknown dijo...

Creo que lo más interesante sería preguntarse que es lo que realmente piensa doris.

Saludos Maca.