viernes, 6 de junio de 2008

Inocencia

Cordelia
No sabía porqué estaba ahí.
No recordaba cómo había llegado.
No recordaba, tampoco, la lejana luz del mediodía.
Con suerte sabía que su nombre había cambiado, puesto que ellos la llamaban distinto. Ellos o Él, eso daba lo mismo.

No sabía porqué cada noche el "juego" comenzaba otra vez, pero lo que sí sabía era que no merecía participar.
Y era extraño. En su mente de niña, nada tenía sentido, sólo el hecho de que cada noche debía jugar.
Y jugaba.
Jugaba hasta quedar sudada y jadeando. Cansada de tantos besos y risas falsas, de tantos revolcones inmerecidos.
Porque ella era sólo una niña, y no entendía porqué estaba en un prostíbulo.