Nada más raro que los sueños. Ayer ella me decía que yo era Odette y ella Odile.
Sigfrido, como siempre guiado por la ilusión, se ha equivocado.
Este es mi mundo, lleno de invenciones insanas, desvarios, ensoñaciones y uno que otro momento lúcido. Un lugar donde lo que soy se devela como confuso, mezclado y contradictorio.
Me muevo con el viento y soy el viento, mis piernas recorren ligeras las nubes. Mis hermanas y compañeras también son parte de este viento y de mí. Soy yo quien las ha invocado y prestas se unen a mi marcha.
Olfateo y busco la presencia roja de mi presa. Presencia vital que se mueve por la tierra motivando mi sed. Sed roja y dolorosa.
Poderosas furias, devoradoras de malditos, pecadores y traidores, comamos hoy su cuerpo y calmemos nuestra sed mientras mi alma reposa inerte en su sangre.