Nada más raro que los sueños. Ayer ella me decía que yo era Odette y ella Odile.
Sigfrido, como siempre guiado por la ilusión, se ha equivocado.
Este es mi mundo, lleno de invenciones insanas, desvarios, ensoñaciones y uno que otro momento lúcido. Un lugar donde lo que soy se devela como confuso, mezclado y contradictorio.
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