Creo firmemente que el sueño no es mi mejor aliado, que se lleva todas las grandes ideas y me deja sólo con el vago sabor de ellas.
Sabores y olores que se entremezclan con imágenes difusas,
confusas,
profusas.
Y me hundo lentamente en la cadencia de ellas,
de él.
De sus sueños despierto,
de sus ciudades invisibles,
de mis invenciones insanas,
de mis mundos ensoñados,
de mis desvaríos constantes.
Y trato de que las palabras salgan,
pero de tanto caminar se olvidan,
o se difuminan en mis ojos,
en las calles.
Lo malo es que quedo siempre donde mismo,
con las palabras mezcladas
sentada en mi callecita imaginaria
esperando...