jueves, 3 de diciembre de 2009


Había olvidado que se sentía escribir en papel.
Amo el sonido del bolígrafo deslizándose sensualmente, profanando la castidad de mi libreta.
Mi mundo y yo.
La intimidad de la mancha, el tachado.
El dolor de mi muñeca al tratar de alcanzar mis pensamientos que fluyen, que juegan y entremezclan en las líneas casi sin sentido, pero que deleitan mi vista y mis oídos.

Amo la bendita sensación de no saber dónde se acaba esto,
de que la musa parece haber vuelto de su estadía en el Caribe junto a Pepé,
que otra vez puedo escribir y violar la sacrosantidad del papel inmaculado.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Receurdo una parábola de Gibrán...
http://bit.ly/8MldIM

Supongo que no se puede concebir un escrito sin antes manchar la hoja.

Saludos.

Cordelia dijo...

Pobre carilla.
Pura y casta, y vacía.

Ocurrirá con todo orden de cosas??

xD

En fin... este texto es de hace unos meses atrás, mientras iba en la micro llegó la musa :P

Manuel dijo...

Buen texto, me gustó mucho.

Es interesantísimo cómo un ente femenino (la pluma) penetra a un ente masculino (el papel).

Besos, ya llegaste a mi lado a leer lo que te estoy escribiendo.

Anónimo dijo...

no nos abandones... a los q te leemos Maka... amarra a la musa mujer...

un beso

Beto