Debe ser porque se me meten debajo de la piel como un frío de esos que congelan, y se quedan habitando mis huesos.
Los odio, además, porque me llevan a cuestionarme. A preguntarme cosas, a buscar. Y eso de buscar es un problema.
Problema, porque uno siempre termina encontrando cosas.
Y a veces no nos agradan.
Lo peor es que no puedas decirlas, porque sencillamente... sería arriesgar demasiado.
Pero otras veces no se encuentra nada. Y sólo queda esa angustia en el pecho y el frío en los huesos.
3 comentarios:
Lamentablemente los presentimientos siempre indican que algo está pasando, aunque en algunas ocasiones nunca lo llegues a saber, pero si vienen a tu mente, es por qeu SI está sucediendo algo, aunque es un poco complicado creer en ello, pues puedes caer en la paranoia, es demasiado delgada la linea que los separa, pero en fin, tu me entiendes, baix.
Presentimientos o no, creo que tu dices mas que cualquier cosa en tus relatos.
espero leerte pronto
pásate por mi blog
besos
Acuerdo. En el frío de los huesos, debajo de la piel, los presentimientos terminan por habitarnos, toman el cuerpo como morada. La pregunta por el dominio aparece cuando uno está al límite del sentirse apresado por ellos. Quién controla a qué, qué controla a quién. Difícil tarea la de focalizar, entablar una relación dialógica.
Lo mejor sería que se mantuviesen en tanto que presentimientos, para que no devengan en certezas antes de tiempo.
Tardé en darme una vuelta por tu espacio... también por el mío. Retomo la lectura, la retomamos, si te parece. Saludos!
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